Aunque no lo creas, las horas de sueño perdidas no se recuperan, sino que se las quedamos debiendo a nuestro organismo. ¿Cómo impacta esto a tu salud? Acá te lo contamos.
Especialistas señalan que cada vez las personas duermen menos. Las razones son diversas y tienen origen ambiental y conductual. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), define a la falta de sueño como una epidemia de salud pública y precursora de diversas enfermedades: obesidad, diabetes, depresión, hipertensión.
Calidad de vida y salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja dormir entre 6 a 8 horas diarias. Esta es una recomendación, por supuesto, ya que las horas necesarias de descanso dependen de varios factores y debe adecuarse a cada persona. Por ejemplo, niños menores de 1 año deberían dormir entre 12 y 16 horas, mientras que un adolescente necesitaría entre 8 y 10 horas de sueño.
Al respecto, el Dr. Pedro Moya, neurólogo de Clínica Somno, señala que cuando hablamos de dormir bien “la fórmula es multifactorial e incluye cantidad y calidad de sueño y es personalizada, de acuerdo a la edad, sexo, raza y características individuales, teniendo en los extremos a los dormidores cortos (tan poco como 4 horas) y dormidores largos (sobre 12 horas), con un promedio de 7 horas más menos 2 horas como rango”.
Si bien los rangos pueden variar, una cosa está comprobada: la falta de sueño afecta negativamente la salud y la calidad de vida de las personas. Dormir nos permite, por una parte, permanecer despiertos, alerta y concentrados durante el día; pero además, durante esas horas de descanso ocurren procesos de regeneración celular que mantienen tus órganos en buen estado, le dan tiempo al sistema inmune para reponerse y responder adecuadamente e influye positivamente en el ánimo.
“Si la cantidad y calidad de sueño requerido por cada individuo se cumple, entonces los procesos biológicos de reparación y recuperación del cuerpo y cerebro se completan, manteniéndonos sanos y equilibrados. Por el contrario, si por causa voluntaria o externa el sueño se ve disminuido en horas o en su calidad, existe riesgo aumentado de enfermedades, pues los órganos no alcanzan a completar su ciclo fisiológico”, explica el neurólogo Dr. Pedro Moya.
Factores de un mal dormir
Existen elementos que afectan el sueño, los cuales pueden ser pueden ser ambientales y conductuales. Es decir, dependerán del contexto y características de cada persona.
Generalmente son las mujeres las más afectadas debido en parte a las hormonas: se presentan etapas de dificultad durante la menstruación y tras la llegada de la menopausia, además del embarazo. Por otro lado, influyen enfermedades como la ansiedad y depresión que usualmente merman el sueño y las cuales tienen más incidencia en mujeres adultas.
Para prevenir, existen recomendaciones generales para controlar el llamado ritmo circadiano, el cual hace referencia en este caso al intervalo de tiempo entre actividad y reposo en 24 horas. De acuerdo al Dr. Moya, algunos consejos para favorecer las horas de sueño diarias adecuadas para cada persona, son:
- Respetar horarios de alimentación: no consumir alimentos lentos de digerir o muy pesados antes de irse a dormir o tarde por la noche.
- Atenuar estímulos luminosos y auditivos: disminuir estos estímulos de manera gradual a partir de la tarde, para propiciar el sueño.
- Cuidar el ambiente en la habitación: utilizar cortinas que disminuyan el ingreso de luz y no utilizar la habitación para otras actividades que no sea dormir o actividad sexual. No es recomendable trabajar en la cama, por ejemplo, ya que “contamina el espacio de descanso y relajación que necesitamos crear”, señala el especialista de Clínica Sommo.
También se aconseja disminuir el consumo de cafeína y bebidas energizantes, no realizar deporte muy tarde por la noche (si bien ayuda a descansar, podría tener un efecto estimulante que afecta las horas de sueño) y respetar las rutinas. Lo último es relevante sobre todo en niños, caso en el que se sugiere mantener el horario de ir a la cama también los fines de semana, para no alterar la rutina.
¿Cuándo ir al médico?
Como te contamos, la falta de sueño afecta tanto a tu cuerpo como a tu mente. Podrás notar que los días posteriores a una mala noche, te sientes más cansado, irritable, con problemas de concentración. En este sentido, el Dr. Pedro Moya aconsejó no prolongar el problema, ya que es difícil superarlo sin ayuda médica. “Si han notado problemas de sueño y con sus propios intentos llevan entre 2 a 3 semanas como mínimo sin un sueño satisfactorio, es conveniente que busquen ayuda profesional en centros especializados donde hay guías bien claras para recuperar un sueño saludable”, advierte.
Algunos de los motivos más recurrentes de consulta son los ronquidos. “Perturban no solo la salud del paciente, sino que la de los demás por el ruido que emiten”, señala el especialista. Esto incluye las apneas obstructivas de sueño que provocan somnolencia en el día, y aumentan el riesgo de problemas cardiovasculares y deterioro cognitivo.
Otro motivo es pasar por etapas estresantes, lo cual incide en la dificultad para conciliar y mantener el sueño. La solución abarca desde mejoras en los hábitos en cuanto a alimentación y actividad física, al uso de medicamentos para inducir el sueño, indicados por un especialista que debe evaluar el caso en específico en busca de la solución más efectiva.
Recuerda: si tienes dificultades para dormir, acude a un especialista. Es mejor pedir ayuda en temas como este, para resguardar adecuadamente la salud.
¡Dormir bien para estar bien!